Acéptate tal y como eres
Evita juzgar tanto a los demás como a ti mismo. Tiendes a
juzgarte y culparte constantemente por problemas en tus relaciones. Pero esta
autoflagelación no tiene nada que ver con la humildad. Es una forma de
rechazarte a ti mismo, negar todo lo bueno y hermoso que tienes en tu interior,
o no darle importancia.
Si tus relaciones van mal, si tu palabra no es tomada en
cuenta y tu gesto de amor pasa desapercibido, no te culpes por eso. No es
verdad, y esta mentira sólo te lastima. Y cada vez al rechazarte a ti mismo,
sin querer idealizas a los demás. Quieres estar cerca de aquellos que, según
tú, son mejores y más fuertes que tú, con las personas que son más inteligentes
y talentosas que tú. De esta manera te ubicas en una situación de dependencia
emocional de estos individuos, y haces que se alejen de ti porque no pueden
cumplir con tus expectativas. Entonces te culpas más, entrando de tal manera en
un círculo vicioso de abnegación, autorechazo y la creciente necesidad de que
la gente te apruebe.
Deja de rechazarte en cualquier forma. Acepta tus propios
defectos pero no rechaces tus virtudes. Vive como un igual entre iguales.
Entonces te liberarás de los celos y de las expectativas elevadas y podrás
conocer los verdaderos amor y amistad.
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